Marc McAndrews y su proyecto fotográfico sobre la prostitución

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La fotografía es, sin lugar a dudas, uno de los artes que más nos acerca a la realidad. Cuando un fotógrafo decide sacar imágenes crudas de un lugar, sin filtros, sin preparación ni planteamiento previo, la realidad se muestra tal y como es ante él. Consigue congelar un instante precioso en una imagen que puede llegar a todo el mundo. Conmover a millones de personas. Convencer a otras para que hagan pequeños o grandes cambios en su vida. El fotoperiodismo se ha involucrado  mucho en mostrar esa realidad que parece llegarnos solo a través de series de televisión y películas. Una realidad muy diferente a la que encontramos en las exposiciones fotográficas. Hay arte, sí, pero también realidad, y a veces ambos se funden de una manera maravillosa. Por eso, gente como Marc McAndrews ha podido llevar a cabo proyectos tan interesantes como Nevada Rose, su libro sobre prostitución.

Las trabajadoras sexuales son un sector recurrentemente marginado por el resto de la sociedad. Trabajan, y en muchas ocasiones cuentan con una estabilidad incluso mayor que en otros negocios, porque la demanda de sexo es fija. Sin embargo, siguen siendo vilipendiadas y estigmatizadas en buena parte del planeta. Aunque hay países donde se está regularizando su situación, la mayoría de naciones parece querer luchar para terminar con la prostitución. Una especie de aventura quijotesca que tiene visos de no acabar demasiado bien. El sexo de pago ha sobrevivido por cientos de años, en circunstancias muy complejas, e incluso más perseguido que en la actualidad. Nos podemos acercar a cualquier ciudad del mundo y si sabemos buscar, encontraremos a prostitutas ofreciendo sus servicios. A los ricos, a los pobres, en países más desarrollados y más humildes. La prostitución no va a dejar de existir, incluso siendo ilegal. Por eso, tal vez lo primero que haya que cambiar sean nuestros prejuicios sobre un tema tan tabú como este. Y para ello, el libro monográfico de McAndrews es sin duda una de las mejores alternativas que tenemos para descubrir la verdadera cara del sexo legal.

Quién es Marc McAndrews

Marc McAndrews quien es

Marc McAndrews es un fotógrafo americano que ha sido publicado en revistas tan importantes como Time, y ha recibido la atención de medios como la BBC o la CNN gracias a su trabajo. Centrado en reflejar la otra cara menos conocida del “sueño americano”, McAndrews lleva a cabo sus proyectos a lo largo de periodos bastante largo. Ha exhibido sus imágenes por todo el mundo y ha lanzado libros importantes como American Ultraviolence, The Black Snake o Power Inc. Su trabajo en Ghana le llevó a recibir numerosos premios internacionales, pero fue con Nevada Rose cuando su nombre comenzó a sonar con fuerza en el ámbito fotográfico. En este proyecto, McAndrews quería reflejar la auténtica realidad de los prostíbulos legales en Nevada, el único estado de su país que ha regularizado la prostitución.

Su proyecto fotográfico sobre la prostitución

El propio McAndrews reconocía que antes de plantearse este proyecto jamás había pisado un prostíbulo. De hecho, es complicado encontrarlos en Estados Unidos, puesto que en la mayoría del país la prostitución es ilegal e incluso está perseguida. ¿Quiere decir esto que no hay casas de citas en todo el país? Nada más lejos de la realidad. Existen numerosos prostíbulos de incógnito a lo largo de cada estado de Norteamérica. Sin embargo, realizar un proyecto sobre ellos que mostrase su verdadera cara no resultaría sencillo, por motivos obvios. Estaban fuera del radar y la intimidad de las chicas debía prevalecer por encima de todo. Así que McAndrews puso rumbo a Nevada, el único estado donde la prostitución es legal.

Nevada es de sobra conocida por su desierto, donde se oculta el famoso Área 51, pero también por Las Vegas, la ciudad del juego y el pecado. Los burdeles, sin embargo, no encuentran precisamente cerca de estas grandes ciudades, sino en carreteras muchas veces desérticas. Parecen moteles o bares desde fuera, pero en su interior cuentan con numerosas habitaciones, donde las profesionales llevan a cabo su trabajo. La idea del fotógrafo era entrar “hasta la cocina” y poder reflejar con sus fotografías la verdadera vida en estos lugares. Para muchos, decadentes, oscuros y llenos de droga y problemas. La realidad que McAndrews se encontraría era muy diferente.

Visitando infinidad de burdeles

El fotógrafo se pasó cinco años visitando diferentes burdeles alrededor de todo el estado de Nevada. Un tiempo demasiado largo, pensarán muchos. Sin embargo, no siempre era sencillo acceder a ellos, y menos con una cámara que sería testigo de todo. Los dueños muchas veces desconfiaban de aquel fotógrafo, y le impedían el acceso a las habitaciones, o a las chicas. McAndrews pasó mucho tiempo convenciéndoles para poder sacar las fotos, normalmente en los momentos más tranquilos de la jornada, en la mañana y en la tarde, cuando no solía haber muchos clientes. Finalmente, McAndrews pudo afirmar orgulloso haber visitado todos los prostíbulos de Nevada, al menos los legales.

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Pasaba en ellos varias noches, a veces incluso semanas enteras. Se alojaba en las mismas habitaciones de las chicas, y compartía con ellas el salón, la cocina e incluso el baño, en determinadas ocasiones. Esto le llevó a conseguir una intimidad absoluta con estas trabajadoras sexuales, que no tardaban en abrirse a él para explicar su situación. Chicas que habían decidido convertirse en escorts para poder pagarse los estudios. Otras que lo hacían por pura necesidad familiar, para sobrevivir. Pero también las que trabajaban durante todo el año y solo acudían a estos lugares en vacaciones, por puro morbo. La variedad de perfiles demostró a McAndrews que en muchas ocasiones, los prejuicios sobre estas mujeres pesan demasiado.

Lo que esa experiencia le enseñó

McAndrews salió de esta experiencia convertido en todo un experto en prostitución, y con un proyecto que terminó cristalizando en un precioso libro. Nevada Rose, con fotografías suyas y textos de diversas autoras feministas, apareció hace unos años y desató, como era de esperar, una gran polémica. Y es que la prostitución sigue siendo un tema tabú para muchos, y mostrarla de una manera tan cruda, y para muchos incluso edulcorada, no era de recibo. El fotógrafo aseguraba en todas las entrevistas haber aprendido muchísimo en este proyecto, haberse quitado de encima muchos prejuicios y entender mucho mejor el trabajo de prostituta. Algo que quería también compartir con los lectores del libro, donde por cierto, no hay ninguna foto explícita, solo la realidad de estas mujeres trabajadoras.